Muchas gracias por tu comentario vecino. La pena de los expatriados venezolanos que no podemos volver a casa (ni siquiera de visita) es algo muy triste, pero por lo menos es una pena compartida. Todos tenemos el mismo dolor. Es lo que tienen los régimenes totalitarios, destruyen no solo países sino familias.
Yo admiro todo lo que le has enseñado a tu hija, estoy segura de que con el pequeño te va a ser mucho más fácil. Algún día lo agradecerán, al menos eso es lo que yo quiero pensar 😉
Un abrazo desde Budapest